Nov 22, 2008

I hope that I don't fall in love with you


Tom Waits a comienzos de los 70
Source: www.youtube.com




Tom Waits Live 1977
Source: www.youtube.com

Nov 20, 2008

Displacement (II)


He did not move or talk and instead he just stared at her. He had the look in his face. She called it “the look” every time he placed his eyes on her and then went somewhere else. She wondered where he would go. Several places, she assumed. He could be looking at her and could be looking inside himself. She thought she would like to be the image that took him to other places. Like a book, she thought, or a film. In the film she watched this week, a Russian man had “the look” while an Italian woman talked hysterically about the love she had for him. The scene ended with a close-up of the man talking discretely to the camera: “She is insane”. She wondered if he ever thought like the Russian man. Whenever they finished texting, she could see him nodding his head, “Insane, she is insane”. Or maybe after almost making love to each other he had wanted to say, “Insane, you are insane”. Once she had asked him about his impulses, “Do you feel them too?” He answered that actually yes; that he could not bring himself to watch the films she gave him for fear of them. She liked to imagine him being tempted by her films, that thought made her really happy. She wished he would wonder off with her every time she stared at him. Could he too be the image that took her to other places? Like a book, she thought, or a film.


Nov 5, 2008

Displacement

The well- ordered world had thrown them out, for their adventure had no place in it. She had heard him talk about systems but yet could not make a word out of what he was saying since she was too busy looking at his wrist and then at his hair that was always so messed up in a not well-ordered way that she loved. But yet, today he seemed real to her and that scared her away. He talked about his past and what he liked and disliked and she could see him in that small town being very disciplined and religious before becoming doubtful and agnostic. She could also imagine him in the larger city, teaching rich yet obedient children and being surprised one day when they wrote him a farewell card. It was there, she seemed to understand, that he must have begun to be what he was today. She thought she was not ready to see him as real and human and that all she wanted to do was prevent him from talking so that she could kiss him and be held and be conflicted with that feeling of freshness and desire. She wanted to kiss his shoulder and snuggle into the hollow of that shoulder. Today they had laughed a bit stiffly. She toyed with something on the ground; at some point he almost had a sad smile. Today she once more felt the emotion he always conveyed her, of not belonging to anyone in particular. Go away, she said. Impossible to leave you, he said.

Hiroshima Mon Amour



Who are you?
You destroy me.
You are so good for me.
How could I have known that this city was made to the size of love?
How would I have known that you were made to the size of my body?
You´re great. How wonderful. You´re great.
How slow all of a sudden.
And how sweet.
More than you can know.
You destroy me.
You´re so good for me.
You destroy me.
You´re so good for me.
Plenty of time.
Please.
Take me.
Deform me, make me ugly.
Why not you?
Why not you in this city and in this night?
(text by Marguerite Duras for the film by Alain Resnais)

Oct 19, 2008

un dúo perfecto



Hoy me deperté media romanticona. Me acordé de dos de mis favoritos que compartieron escenario hace unos meses en Manchester. A más de uno nos sorpendió que Eddie Vedder conociera una canción del hawaiano Jack Johnson: “Constellations”! Una balada para acostarse debajo las estrellas y ser feliz...

Oct 18, 2008

el perfume

Creo que eran cerca de las 22:00 cuando, después de haberme duchado y perfumado, decidí no salir. No por nada, dejar a la gente que quiero plantada es una de las cosas que mejor sé hacer! Apagué el celular y rescaté una película más del olvido: "El perfume: Historia de un asesino" de Tom Tykwer. Los dramas íntimos de "Heaven" y "La princesa y el guerrero" no me habían matado de la emoción como lo había hecho "Corre, Lola, corre". La pintilla pro Hollywood que llevaba mi carátula pirata de "El perfume", tampoco era una invitación para verla un sábado por la noche. Igual, decidí darle una oportunidad.
El protagonista, Jean-Baptiste Grenouille, es un hombre dotado de un extraordinario olfato pero desposeído de todo amor, dinero, amistad. Este tipo que se convertirá en un maestro del perfume, nace en Francia del siglo dieciocho, en medio de un mercado de pescado! Su único objetivo será el de retener el aroma de las personas para siempre, cueste lo que cueste.
Se puede decir que es un protagonista amoral y despiadado, de esos que detestas y que quisieras arrancar de la pantalla para darles un buen sopapo. Sin embargo, en el transcurso de la película, Tykwer logra que veamos a Jean-Baptise sin juicios ni prejuicios al presentárnoslo como un hombre obsesionado con su arte, que sólo quiere perfeccionar su técnica y satisfacer su rara obsesión. La posición en la que Tykwer coloca al espectador me pareció interesante, por ser akward, incómoda, imprecisa. No se quiere al malo ni se lo detesta sino que se duda de ambas cosas todo el tiempo.
A comienzos de la peli, el posible amor de Jean-Baptise muere en sus brazos. El aroma de la mujer que cree amar, -o mejor dicho el aroma que cree amar pues a la mujer apenas la conoce, o si la conoce es por medio de su aroma- desaparece para siempre. Caput. Ésa la inspiración de Jean-Baptise para crear perfumes: retener para siempre lo fugitivo, lo que ya no es o, por qué no, lo que nunca ha sido excepto en su mente o en el caso de Jean-Baptise, en su nariz.
Twyker es un maestro al retratar los cuerpos de las mujeres asesinadas que aún se conservan bellos minutos después; el momentito en el que las mujeres son ellas y dejan de ser ellas. También es un maestro en manipularnos como espectadores al situarnos en la plaza , junto a la gente del pueblo a mirar la ejecución de Jean Baptise. Junto con ellos nos dejamos sorprender por el nuevo aroma que trae Jean Baptise y caemos rendidos a sus pies.
En fin, sigo siendo de la opinión de que toda adaptación de un libro al cine va a perder algo valioso, como el aroma de esas mujeres. (Excepciones hay, como la de Leduc). Aún así disfruté de "El perfume" porque no se me hizo un drama de época predecible y bonito, como los hay muchos. Además es una película que en su estética es impecable pero con todo, no llega a ser una película representativa de Tom Tykwer. Para eso vuelvan a ver "Corre, Lola, corre"!



Oct 16, 2008

tall cappuccino

Era uno de esos momentos raros, cuando está por acabar el día y sin embargo piensas que todavía es muy temprano para dormir. Apagué la tele, me acomodé en el sofá e intenté no pensar ni hacer absolutamente nada. Era imposible. Las plantas del living respiraban demasiado fuerte, los colores de los cuadros me molestaban los ojos y los pensamientos más perturbadores buscaban solo una ventanita para salir de ese lugar tan desagradable donde se mantienen encerrados. ¿Qué estará haciendo él? me pregunté y apenas me escuché maldije en ingles y después en español para terminar de desahogarme.
Había pasado bastante tiempo desde que él y yo habíamos hablado por última vez. Me refiero a hablado en persona y no por teléfono o con la mala manía que teníamos de encontrarnos por internet. La última imagen entera y real podía haber sido en Starbucks, él un poco reclinado hacia atrás; yo más bien inclinada hacia adelante, luchando contra esa fuerza que me atraía a él como un imán. Él me comentaba algo que andaba leyendo en el New York Times, aunque la verdad, creo que solamente me hablaba en ese tono mientras hojeaba el periódico y lo que hacía realmente era contarme cosas acerca de su esposa y su hija.
Yo no prestaba mucha atención a lo que me decía, escuchaba mucho más el ruido de fondo y me incomodaba que el café no tuviera música. Estaba lleno de estudiantes muy jóvenes y bastante antipáticos que apenas hablaban entre sí y preferían conectarse a sus ipods. Los únicos que leíamos el periódico éramos nosotros. Pensé que nos habíamos acostumbrado a esto, a estar en cualquier café en cualquier lugar del mundo, hojeando periódicos. Se bebió su café, tall cappuccino, y recuerdo que mientras lo hacía maldije en ingles, “so fucking beautiful”. Me sentí fatal.
Encendí la tele y le pregunté a mi esposo si quería un café. “No”, me dijo, “se te ha olvidado, el café me provoca gastritis.” Y era verdad, especialmente en uno de esos momentos raros, cuando está por acabar el día y sin embargo piensas que es muy temprano para dormir.