Oct 16, 2008

tall cappuccino

Era uno de esos momentos raros, cuando está por acabar el día y sin embargo piensas que todavía es muy temprano para dormir. Apagué la tele, me acomodé en el sofá e intenté no pensar ni hacer absolutamente nada. Era imposible. Las plantas del living respiraban demasiado fuerte, los colores de los cuadros me molestaban los ojos y los pensamientos más perturbadores buscaban solo una ventanita para salir de ese lugar tan desagradable donde se mantienen encerrados. ¿Qué estará haciendo él? me pregunté y apenas me escuché maldije en ingles y después en español para terminar de desahogarme.
Había pasado bastante tiempo desde que él y yo habíamos hablado por última vez. Me refiero a hablado en persona y no por teléfono o con la mala manía que teníamos de encontrarnos por internet. La última imagen entera y real podía haber sido en Starbucks, él un poco reclinado hacia atrás; yo más bien inclinada hacia adelante, luchando contra esa fuerza que me atraía a él como un imán. Él me comentaba algo que andaba leyendo en el New York Times, aunque la verdad, creo que solamente me hablaba en ese tono mientras hojeaba el periódico y lo que hacía realmente era contarme cosas acerca de su esposa y su hija.
Yo no prestaba mucha atención a lo que me decía, escuchaba mucho más el ruido de fondo y me incomodaba que el café no tuviera música. Estaba lleno de estudiantes muy jóvenes y bastante antipáticos que apenas hablaban entre sí y preferían conectarse a sus ipods. Los únicos que leíamos el periódico éramos nosotros. Pensé que nos habíamos acostumbrado a esto, a estar en cualquier café en cualquier lugar del mundo, hojeando periódicos. Se bebió su café, tall cappuccino, y recuerdo que mientras lo hacía maldije en ingles, “so fucking beautiful”. Me sentí fatal.
Encendí la tele y le pregunté a mi esposo si quería un café. “No”, me dijo, “se te ha olvidado, el café me provoca gastritis.” Y era verdad, especialmente en uno de esos momentos raros, cuando está por acabar el día y sin embargo piensas que es muy temprano para dormir.

2 comments:

flacazul said...

genial! se siente el olor del café en tu relato.

un gusto conocer tu espacio; pasaré por acá más seguido.

pirotecnia said...

flacaazul, bienvenida serás siempre